El cáncer de cérvix tiene una incidencia en nuestro país de unos 5 casos nuevos por 100.000 habitantes al año, con una mortalidad de 1.5/100.000 año.
Los programas de cribado han conseguido reducir la incidencia y la mortalidad en los países avanzados de manera considerable y la vacunación ha permitido vislumbrar un horizonte, si no de erradicación, si de incidencia muy reducida.
La causa de casi el 100% de todas las lesiones invasivas y preinvasivas del cérvix es la infección por VPH, en relación con la actividad sexual, por lo que tanto el cáncer como las lesiones precursoras son más frecuentes en la población joven. Casi la mitad de todos los cánceres de cérvix son diagnosticados entre los 35 y los 55 años.
La incidencia de la presencia del VPH cae a partir de los 60 años hasta el 10% aproximadamente, si bien sabemos que al menos la cuarta parte de todos los cánceres de cérvix se diagnostican a partir de esa edad y además, la tasa de aclaramiento viral disminuye.
El hecho es que, quizá por un fenómeno relacionado con la senescencia inmunológica, la persistencia y el riesgo asociado a la infección están muy lejos de desaparecer con la menopausia, más aún si la paciente es tratada adecuadamente en una unidad para preservar la funcionalidad del TGI., por lo que la vigilancia y el cribado de la patología cervical no sólo no se debe abandonar en estas pacientes, sino que, muy al contrario, debe seguir siendo una prioridad.
Dr Luis Serrano Cogollor
Especialista en Obstetricia y Ginecología
Responsable de la Unidad de Patología Cervical de HM Gabinete Velázquez