La menopausia se produce por el cese de secreción de estrógenos en los folículos ováricos, por agotamiento de los mismos.
Este hipoestrogenismo tiene consecuencias en todo el organismo de la mujer que tiene que adaptarse a esta nueva circunstancia.
Respecto al tracto urinario inferior y genitales femeninos, este hipoestrogenismo produce una serie de cambios que condiciona un incremento de las infecciones del tracto urinario inferior (ITU) agudas y recurrentes:
- Pérdida de elasticidad vaginal.
- Disminución de la lubricación vaginal.
- Cambios del pH vaginal que favorecen la colonización por enterobacterias.
- Adelgazamiento / atrofia de la mucosa uretral que favorece el ascenso de los gérmenes desde la zona vaginal y periuretral hasta la uretra y vejiga.
De forma general, todos estos cambios afectan a las barreras físicas que impiden el paso de gérmenes hacía el tracto urinario, haciendo por tanto más probable, padecer infecciones del tracto urinario.
En España, se estima que aproximadamente un 25-30 por ciento de las mujeres postmenopáusicas sufre infecciones urinarias de repetición. En números absolutos, se estima que se producen aproximadamente 3,8 millones de episodios de cistitis al año, de los cuales, un 25% de las pacientes (900.000) presentará episodios recurrentes de ITU.
La vía de adquisición más habitual de las ITUs es la vía ascendente, desde el reservorio vaginal y perineal. El germen implicado con mayor frecuencia (80%) de los casos es E. Coli.
Con el objetivo de reducir el número de episodios de ITU existen una serie de recomendaciones generales:
- Correcta higiene: Hay que lavar los genitales desde la zona anterior a la posterior para evitar que los gérmenes localizados en el área perineal y anal lleguen a la uretra. Sin embargo, se desaconseja el lavado compulsivo.
- Cambio de bañador: es recomendable cambiar de bañador para no estar mucho tiempo con prendas mojadas, ya que la humedad facilita la proliferación de bacterias como E. Coli.
- Realizar micciones frecuentes: Es conveniente ir al baño cada tres-cuatro horas respetando las horas de sueño para reducir la frecuencia de ITUs.
- Consejos durante las relaciones sexuales: se aconseja la micción postcoital y una correcta lubricación.
- Usar prendas transpirables: La ropa ajustada y con materiales sintéticos pueden asociarse a una mayor prevalencia de ITUs.
- Hidratación adecuada: La correcta hidratación asegura mantener el volumen miccional permitiendo la eliminación de gérmenes por efecto de arrastre.
En la mujer postmenopáusica cobran especial importancia, para la prevención de las ITU, los tratamientos dirigidos a disminuir los efectos locales del hipoestrogenismo a nivel vaginal y uretral.
- Los estrógenos locales son el tratamiento de elección. Hoy en día se utilizan dosis ultrabajas y en presentaciones diferentes (óvulos, cremas, anillo) que permiten que la mujer elija aquella con la que se encuentre más cómoda. Estas dosis tienen un buen perfil de seguridad a largo plazo y pueden utilizarse a cualquier edad. No se ha visto un aumento del riesgo de cáncer de mama, endometrio o tromboembolismo, a diferencia de los estrógenos sistémicos.
- La prasterona (biológicamente idéntica a la dehidroepiandrosterona, DHEA) es un precursor hormonal de la testosterona y el estradiol, de metabolización intracrina y por tanto de acción local. El único con acción estrogénica y androgénica.
- Tratamiento vaginal con láser de CO2. En algunos estudios, ha demostrado reducir los síntomas locales asociados al hipoestrogenismo y al mismo tiempo reducir el número de episodios de infección del tracto urinario.
No obstante, en general, la terapia hormonal local sigue contraindicada, si existe alguna contraindicación médica a los estrógenos (antecedente, sospecha o cáncer hormono-dependiente activo, antecedente o presencia de enfermedad tromboembólica venosa, aunque no existen estudios con dosis ultrabajas de TEL que hayan demostrado este riesgo.
Si el tratamiento preventivo no es efectivo, existen otra serie de medidas para reducir el número de infecciones del tracto urinario:
- Fitoterapia: arándanos rojos, D-Manosa, probióticos.
- Profilaxis antibiótica realizando ciclos largos de dosis bajas de antibiótico.
- Autovacunas individualizadas dirigidas contra el germen causante de las infecciones del tracto urinario.
- Instilaciones intravesicales de ácido hialurónico con el objetivo de mejorar el recubrimiento interno de glucosaminoglicanos de la uretra y vejiga para impedir la penetración de los gérmenes.
Dr. David Carracedo
Especialista en Urología Femenina, Suelo Pélvico y Urodinamia.
Coordinador de la Unidad de Urología Funcional, Femenina y Urodinamia en ROC Clinic y HM Hospitales Madrid