La terapia hormonal consiste en la administración de estrógenos y progesterona (TEP), las dos hormonas sexuales femeninas por excelencia, o de estrógenos solos (TE).
Los estrógenos equinos (de yegua) y los estrógenos naturales (estradiol, estrona y estriol) son los componentes estrogénicos de la terapia hormonal. La elección hoy en día es fundamentalmente el estradiol, que es el estrógeno de la mujer por excelencia.
La otra hormona que se utiliza en combinación con los estrógenos son los progestágenos artificiales. Actualmente, se prefiere la progesterona natural.
La terapia hormonal puede administrarse por diferentes vías. Los estrógenos se pueden aplicar a través de la piel mediante un gel o en forma de crema, parches o sprays. También pueden administrarse por vía oral en forma de comprimidos.
Además, existen preparados de estrógenos para uso vaginal (óvulos, comprimidos, crema o anillo), que constituyen la llamada terapia local, focalizada para prevenir la atrofia genitourinaria o tratar los síntomas genitales o urinarios derivados de ella, como sequedad vaginal, molestias en las relaciones sexuales o signos de incontinencia. Cuando empleamos estrógenos locales (estradiol, estriol) no es necesario añadir progesterona para la protección endometrial, ya que el tratamiento es local y su acción se focaliza en el área genital, utilizando dosis muy pequeñas.
Todas las vías de administración son útiles. La elección de una u otra dependerá de la historia personal de la paciente y de su preferencia o comodidad, tras consultar con su médico sobre las ventajas e inconvenientes de cada opción.
¿Cuándo empezar? ¿A qué dosis? ¿Por cuánto tiempo?
Para responder estas tres preguntas de manera sencilla, es importante tener claro que los beneficios que obtendrá la mujer con síntomas (sofocos, sudores, trastornos del sueño, niebla mental, etc.) con la terapia hormonal superan con creces los potenciales efectos secundarios o riesgos añadidos de su uso, es decir, mejoran su calidad de vida actual y futura. Para lograr esto, debemos tener en cuenta varios conceptos:
- Objetivo del tratamiento hormonal: controlar los síntomas menopáusicos.
- Síntomas: su frecuencia y severidad varían mucho entre mujeres.
- Inicio del tratamiento: con la aparición de los síntomas menopáusicos (transición menopáusica y postmenopausia temprana).
- Dosis necesaria: la mínima dosis efectiva que cumpla el objetivo del tratamiento.
- Duración del tratamiento: varía entre mujeres, pero no debe ser prolongado debido a la desaparición espontánea de los síntomas en la mayoría de las mujeres durante los primeros años postmenopáusicos (ver capítulo de síntomas).
- Deseo de la paciente: si la mujer desea continuar con la terapia hormonal.
- Ausencia de contraindicaciones para su uso.
Si tenemos claros estos conceptos, nos damos cuenta de que no hay reglas fijas y que el tratamiento hormonal debe ser muy individualizado.
¿Qué mujeres pueden beneficiarse de la Terapia Hormonal?
- Mujeres con menopausia precoz o temprana: estas mujeres deben ser asesoradas sobre la importancia de una estrogenización adecuada de los diferentes tejidos y sistemas orgánicos para la salud de la mujer hasta la edad de la menopausia espontánea natural.
El aporte de estrógenos mediante terapia hormonal (TEP o TE) o a través de anticonceptivos hormonales combinados debe ser recomendado para retrasar o reducir las consecuencias del descenso prematuro de estrógenos.
- Mujeres con síntomas menopáusicos: el tratamiento hormonal (TEP o TE) administrado por vía sistémica (oral, cutánea, etc.) es el tratamiento más efectivo y de elección para los síntomas vasomotores y las consecuencias relacionadas directamente con el descenso estrogénico, o relacionadas de alguna manera con el cambio hormonal (trastornos del sueño, mayor labilidad emocional o cambios de humor frecuentes, irritabilidad, dificultad de concentración…).
Si existen contraindicaciones para su uso, los síntomas son leves o, simplemente, la mujer no desea tratamiento hormonal, existen otras alternativas que podrían ayudar a mejorar los síntomas.
- Mujeres con síntomas vaginales o problemas sexuales secundarios a ellos (atrofia genital): los tratamientos con estrógenos locales (vía vaginal) a dosis pequeñas están aprobados para tratar los síntomas derivados de la atrofia genital.
Si la mujer no tiene síntomas menopáusicos, la vía de administración de elección para los estrógenos es la vaginal y no hay necesidad de asociar un progestágeno. Si la mujer tiene síntomas menopáusicos, el tratamiento hormonal sistémico es el más adecuado, pero cuando las dosis empleadas son muy bajas, en ocasiones es necesario asociar estrógenos locales a pequeñas dosis para mejorar los síntomas.
La terapia hormonal tiene un efecto beneficioso sobre la función sexual. La sequedad y las molestias durante la actividad sexual son frecuentes tras la menopausia, y la aplicación local de pequeñas dosis de estrógenos mejora estos síntomas al aumentar la lubricación y la vascularización del área genital, lo que incrementa la satisfacción sexual.
Consideraciones finales
Hoy en día hemos cambiado mucho nuestro enfoque respecto a la terapia hormonal en la menopausia. Como ya se ha mencionado, lo primero es individualizar las necesidades de cada paciente. Además, el uso de dosis bajas o muy bajas de hormonas naturales, como el estradiol y la progesterona, ha disminuido significativamente los riesgos, haciendo que los beneficios superen claramente a estos. Quizás el punto más importante es que toda mujer debería estar informada y conocer sus opciones, para, por una parte, mejorar su calidad de vida, y por otra, poder prevenir enfermedades como la osteoporosis.
Dr. Santiago Palacios
Fundador y Director de la Clínica Palacios y ginecólogo experto en menopausia
Director de la Cátedra de Climaterio y Menopausia de Fundación HM Hospitales
Presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas
Miembro del consejo de la International Menopause Society (IMS)